jueves, 31 de mayo de 2012

Sentimientos de fantasía

Una mierda, no? No de su parte, de la mía. No porque me hicieron mal, todo lo contrario purgaron mi  alma llenandola de sermones desbordantes de amor. Estuvieron siempre conmigo, adelante para apuntarme con un dedo amenazador, al lado para consolar mis lágrimas sin fin, atrás para atajarme en las caídas. Siempre.
¿Cuándo fue la última vez que nos hicimos daño? Lejano al punto que se torna imposible recordarlas o tan cercanas y continuas que odiamos el simple hecho de recordar. Un pantano oscuro de lágrimas rojas, un dolor punzante en el pecho, un nudo de dimensiones indescriptibles en la garganta. Mis ojos sinceros eran rojos, los suyos no los puedo inmortalizar. Búsqueda incoherente en otras miradas. Verdes, azules, violetas, incluso amarillos. Felices, tristes, desdichados, agónicos o indefinidos. Grandes, pequeños, rasgados, circulares. ¿Recuerdan los míos? Es difícil mirarse al espejo sin vergüenzas, sin tapujos. Sucio por dentro, sucio por fuera. Descontrol. En mi interior hay una madeja de sentimientos sin sentido. Imposibles de redactar, inservible intentarlo.
No quiero olvidarme ese día. La inmensidad del mar, los destellos del sol intensos en nuestros cuerpos, en ese entonces uno solo. Mi delirio embriagado por el alcohol. Y corrimos a la orilla, chapoteamos las olas. Risas. Abrazos. Besos húmedos, salados. Nos unía la felicidad. Se adueñaba de nosotros un sentimiento de fantasía. ¡Pobres aquellos que todavía no lo conocen!
Y yo era normal hasta que me remarcaste el hecho real de que no lo era del todo. O te importaba tanto entonces, los reproches no sirven si nos hay soluciones mucho menos si las soluciones son parte de tu orgullo. Vivo rodeada de miedos, no cualquiera, sino de esos que vienen a todas horas del dia y te acechan con intención de llevarme lejos y enterrarme donde nadie pueda escuchar mis suplicas, mis quejas, mis dolores, mis gritos.

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